Date friendly with the night [Dominique W]

Había salido de la sala común a media noche, algo muy acostumbrado en la joven Slytherin. Su ceja se arqueo en una perfecta curva, observando el desolado pasillo. Le gustaba salir a esa hora porque la noche era fresca y hermosa. Sus pasos no llegaron a escucharse en el pasillo, parecía como si flotara en vez de caminar, su capa negra hacía un buen efecto y a la vista, podría parecer una dama de negro fantasmal. Logró esquivar profesores y prefectos con su facilidad. Llegó al vestíbulo y este pareció detectar su presencia por que se abrió con suavidad, permitiendo que Piper se deslizara hacía el exterior. Una vez en el exterior, la rubia se coloco la capucha de la capa y se dirigió al bosque prohibido, con pasos tranquilos pero firme. A medida que la joven avanzaba, sus facciones finas se iban volviendo más sombrías, ya no tenían esa luz especial que la caracterizaba. Todo se debía a que la verdadera Piper se estaba mostrando

Llegó a los límites del bosque prohibido, sin embargo, el lago llamó su atención así que cambio de rumbo hacía él. Los ruidos naturales del bosque y los sonidos que emitían las criaturas que vivían en el podían ponerle la piel de gallina a cualquiera, pero si Piper sintió miedo, no lo demostró, durante un largo tiempo había aprendido a controlar sus emociones olas facciones en su rostro, aunque normalmente se mostraba la máscara de ternura, amabilidad e infantil con que se ganaba a la gente, cuando era todo lo contrario.

Al llegar al lago, se quedó a la mitad observando el castillo, lúgubre por dentro pero iluminado por la luz de la luna que coronaba el firmamento acompañado de brillantes estrellas. Piper suspiro. Había tanta calma que casi se aburrió al instante, así que dejo caer la capa que cubría su cabeza sin saber que hacer ahora que estaba ahí. A sus espaldas escuchó un ruido, quizás un visitante. Se giró lentamente, cambio sus facciones a las de un profesor, todo por seguridad, pero al ver la cabellera pelirroja, no tuvo que ocultarse—Domique, que agradable visita—le saludó, con una pequeña sonrisa y hablando más bajo de lo norma. Le miró una fracción de segundos—Linda noche para caminar, ¿no crees?—le comentó mirando al cielo—¿Qué haces fuera de la sala común?—pregunto, metiendo en su voz un poco de interés.

La noche anterior había sido de tormenta, y como siempre sucedía a la siguiente era incapaz de conciliar el sueño. No sabía por qué me ocurría aquello, pero estaba claro que no iba a volver en mis recuerdos para revivir aquel día. Deshice aquel pensamiento pero no conseguí siquiera dormir unos minutos, así que cogí un pantalón y una sudadera, salí de puntillas de la habitación y me marché fuera. No era la primera vez que me saltaba las normas de quedarme en la cama durante las noches o por lo menos no salir de mi Sala Común. Teniendo en cuenta que dormía en Slytherin, dudaba que lo que pudiese encontrarme fuera algo mucho peor a lo que ya tenía dentro.

Caminé sin rumbo, la verdad es que ni siquiera me estaba dando cuenta de hacia dónde me guiaban mis pasos. Parecía una sonámbula, estaba segura de haberme cruzado con alguien, aunque tal vez solo fuesen los fantasmas del castillo o sombras de alguien que también se estaba escabullendo. No era una alumna modélica, aunque era inteligente, no era una alumna de diez y mis padres lo sabían, habían sabido que era distinta al resto de Weasley desde que me vieron por primera vez, muy a pesar de la melena pelirroja. Respiraba suave, el clima ya era más agradable ya que el invierno aún no había llegado, en esos meses las hojas comenzaban a llenar el suelo y formando montones.

Mis pasos continuaron guiándome hasta que se detuvieron frente al lago negro. El lago era completamente distinto de noche a lo que era de día. De noche podías confundirlo con el cielo, además, las criaturas que había en su interior se tornaban mucho más peligrosas. Mis ojos se perdieron buscando el horizonte hasta que escuché unos ruidos tras de mi. Me quité de la vista de quien pudiese ser, a aquellas horas no podía ser nada bueno, aunque cuando vi la melena rubia que se asomaba bajo la capa negra salí de mi improvisado escondite. Ella también me había reconocido así que relajé mis facciones.-Salí a despejarme un poco, la sala común es de lo más angosta.-repliqué.-¿Y tú Piper? ¿Buscando algo con lo que divertirte?-pregunté con media sonrisa en mis labios.Conocí a Piper cuando yo cursaba segundo, ella acababa de comenzar en primero, habíamos compartido casa desde entonces y la conocía hasta el punto de saber que no estaba allí de paseo.

El rostro de Dominique hace que Piper se tranquilice, al menos en un rostro bastante familiar y agradable de mirar. Optó por quitarse por completo la capucha que cubrió su rostro, aun sabiendo que corrían peligro ambas de ser atrapadas de manera infraganti. Estar a altas horas fuera de la cama no estaba permitido y ambas lo sabían, pero la idea de estar afuera rompiendo las reglas, con el conocimiento de que en cualquier momento serían atrapadas era divertido.

Le dedicó a Dominique una sonrisa tranquila y relajada, de las que siempre mostraba cuando estaba con sus amigos más cercanos, y la pelirroja entraba directamente a un círculo privado de la rubia, donde no todos accedían, solo los de su entera confianza…pocos a decir verdad. Trató de no reír ante su comentario, sin embargo le concedió la razón—A veces puede resultar una jaula—comentó Piper mirando a Dominique. A veces la misma Piper se sentía como león enjaulado en la mazmorra a pesar de que aquel lugar fuera uno de sus preferidos en todo el mundo, no estaba segura si Dominique compartía aquella sensación, optó porque sí.

—Ciertamente—admitió, se había aburrido de estar en la sala común que tomar un paseo nocturno no le pareció tan mala idea, a pesar de saber de los peligros que podía correr, le gustaba sentir la adrenalina de lo prohibido—El insomnio me obligó a salir a buscar una aventura interesante —mintió. Bueno en parte lo hizo, pero a decir verdad el insomnio no le dejaba dormir, pero lo que realmente planeaba era ir al bosque prohibido a buscar algo que olvidó la última vez que estuvo ahí. Observó el lugar atentamente, mientras volvía a hablar—¿No te ha seguido nadie, verdad?—le preguntó, su mirada repentinamente se ensombreció, sabiendo que Rebekah estaba acechando tras ella.

No, no quería comenzar a verse como un loca de humor cambiante, tuvo que hacer un esfuerzo para relajarse y enterrar a Rebekah en lo más profundo de su ser durante un rato, luego, cuando relajó las facciones, sonrió otra vez, con aquella sonrisa angelical de un chico travieso—Entonces, ¿damos un paseo?—sugirió como una invitación inocente e inofensiva, ya estaba afuera las dos, quizás tendría que cancelar la búsqueda…o pedirle a Dominique ayuda, quien sabe.